"A la mayoría de nosotros se nos enseñaron muchas cosas que aceptamos sin ser verdaderamente “bereanos” (Hch. 17:11). Debemos estar dispuestos a examinar lo que se nos ha enseñado a la luz de las Escrituras. Les alentaría a ser “bereanos” con respecto al contenido de las siguientes páginas." (Don Walker, La Bestia del Apocalipsis, pág 1). El objetivo de este blog es compartir con todas aquellas personas que se inclinan, al igual que yo, por el preterismo. Diac Gonzalez - Venezuela
jueves, 26 de octubre de 2017
lunes, 23 de octubre de 2017
Heredamos una escatologia errada
Nosotros los cristianos, generalmente transitamos el camino del Evangelio de Jesucristo, interpretando los textos de las Escrituras de una forma errada, y mayormente los temas escatológicos. Yo, por mi parte, reconozco que me inicié y transité un largo trecho en el camino torcido de la mala interpretación. Me refiero al sentido de no recibir una buena instrucción con respecto a la interpretación de las Escrituras, aplicando los principios hermenéuticos. Cuando era nuevo creyente adquirí una Biblia de Referencia Scofield, y con esta herramienta aprendí el sistema dispensacionalista, el cual acepté como el único y perfecto, lo asimilé, y lo comencé a enseñar con entusiasmo. Me volví un experto en escatología dispensacionalista, y las clases que daba resultaban tan agradables que duraban hasta dos horas. Respondía todas las preguntas de acuerdo a mi manual, la Biblia de Scofield.
A pesar de esto, he tenido maestros que me han enseñado doctrina, pero el error dispensacional heredado se mantenía vivo en mí. Me refiero exclusivamente a la interpretación. Recuerdo mis primeros años en este camino, en el cual aplicaba los textos sacados fuera de sus contextos originales. Pero lo hacía porque así fui enseñado por mis líderes, y no los culpo a ellos ya que también ellos heredaron esa estructura, y la misma se transmite con el tiempo. Simplemente, me culpo a mí mismo porque nunca me preocupé por investigar por mis propios medios. Me conformaba con la interpretación que mis líderes me transmitían, simplemente porque pensaba que ellos, como maestros de las Escrituras, estaban en lo correcto. En tiempos de Jesús, él reprendió a los saduceos (la clase aristocrática judía), y les dijo: “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios” (Mt 22:29). Esto también iba para los fariseos y los escribas, doctores de la ley, los que interpretaban la ley de Moisés al pueblo. Estos erraban en el sentido que interpretaban las Escrituras, a su propia conveniencia, que es justamente lo que sucede hoy en el cristianismo.
Fue a partir del año 2011 que me di cuenta de la falla que había en mí, y comencé a investigar por mis propios medios, por supuesto, con la ayuda del Espíritu Santo. Y fue precisamente la escatología lo que me hizo investigar en profundidad. Me dí cuenta que muchas de las enseñanzas escatológicas que aprendí y que transmití como doctrina pura y verdadera, se desmoronaban ante el peso de las propias Escrituras. Pude darme cuenta que existe mucho oscurantismo acerca de los tiempos finales en las iglesias, y me encontré entre la espada y la pared, en el sentido de que la iglesia ya tiene un chip incrustado en su ser, y que no es fácil ir en contra de lo aprendido. De pronto me encontré nadando en contra de la corriente, pero mi gran consuelo es que no estoy nadando solo en esto, ya que hay cristianos que han salido del oscurantismo y que comparten la misma visión que tengo acerca de la escatología. Ya llevo varios años investigando y aplicando a la escatología, los principios de interpretación bíblica que, por mis propios medios he estado aprendiendo, y me sorprendo cada día de las cosas que me son aclaradas, al aplicar los principios de interpretación ya asimilados.
Pues ese modelo que yo tenía es justamente la estructura general que lamentablemente domina el cristianismo. Cuando hablo de estructura, me refiero a la armadura con que nos protegemos de algo que a nosotros nos parece que es erróneo, sencillamente porque “no cuadra” con lo que ya tengo implantado. En otras palabras, es la visión o concepto personal que tenemos de las cosas, y que muchas veces son conceptos torcidos. Es como el concepto errado que los judíos (inclusive discípulos de Jesús) tenían acerca del Reino del Mesías:
«Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos PENSABAN que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente» (Lc 19:11).
«Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel EN ESTE TIEMPO?» (Hch 1:6).
Como ejemplo, hay pastores que dicen: “Aquí se hacen las cosas como yo diga”. Esa es una estructura que ellos tienen, y creen ciegamente que si no tienen control sobre alguna área de actividad de su congregación, la misma no va a ser efectiva. Y, el Espíritu Santo podrá estar allí guiando a las personas, pero simplemente por el hecho de ellos no ejercer el control se sienten desarmados, y al verse en esa situación automáticamente son llevados, por su misma terquedad, a sacar conclusiones equivocadas. El teólogo Luis Berkhof dice algo al respecto:
«Gran parte de la confusión que existe en la actualidad en el ámbito religioso en cuanto al uso de principios bíblicos, nace de interpretaciones retorcidas y equivocadas de la Palabra de Dios. Esto sucede incluso en círculos que creen firmemente en la infalibilidad de la Santa Escritura.»
Estoy claro que existen cristianos, inclusive pastores, que han sobresalido y han escapado de estas estructuras, pero es una pequeña minoría. Pero para los que aun no lo han podido lograr, sería bueno que echaran mano de la valiosa herramienta llamada hermenéutica, y aplicando la exégesis al texto, si así lo desearan.
El objetivo principal que persigo en mis estudios es que el participante sea provisto de valiosas herramientas de interpretación del texto, de manera que luego por sí mismo las utilice para extraer de la Escritura (no sólo de los escritos escatológicos) lo que Dios desea que comprenda, y no se conforme simplemente con aceptar ciegamente las estructuras o modelos heredados, y que pueden ser contrarios al sentido correcto del texto. De manera que estas herramientas también le servirán para la interpretación correcta de cualquier texto, sean cristianos o seculares. No busco seducirle para que acepte un modelo particular de escatología como la línea de interpretación preterista, que es por la que personalmente me inclino, sino que busco que usted sepa emplear el método correcto de interpretación bíblica, no el modelo o estructura que es lo que ya usted posee, y que pudiera estar torcida.
Bendiciones
Diac Gonzalez
Diac Gonzalez
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